No son sombras
Ni espejismos
Son sólo gemidos
El ocaso de un suspiro
No es miedo
Es sólo temblor ligero
Es ir de prisa, es sosiego
De vez en cuando intentar de nuevo
Es la mueca dispersa
No son sombras
Es sólo un desacato de mi alma
No es nada
Sumirse en esa espera
En la pausada ansía del deseo
A veces congelarse
En recovecos inciertos
Que van cerrando puertas
De ventanas abiertas
Con el puro reflejo de la lluvia
Mordiendo las sonrisas
Prematuros hallazgos
Que te toman con fuerza la cintura
Te queman las entrañas
Te cierran los ojos
Abriendo el corazón con
desconcierto
Es la voz de la lengua conocida
El silencio disperso de la ausente palabra
Es sólo un grito que corta los silencios y lo desangra
La burla que no ríe
La gracia que no encanta
Acaso si me lees, acaso si comprendes
Acaso si te vuelves y te miras
Si te observas en mí
Para que en ti me vea
O te vas con mis ojos colgados en tu espalda
Adiós, adiós, adiós
Me gusta
Me encanta
Me divierte
Me asombra
Me entristece
Me enoja
Son puras emociones estridentes